Hemos indicado que las marcas aparecen sobre un único sillar, raramente entre dos o más y nunca sobre un mampuesto. Recordemos que el sillar es un bloque voluminoso de piedra, labrado con forma de paralelepípedo (cuadrangular o rectangular) para ser colocado en hileras (alineados, un junto a otro) superpuestas para conformar paramentos. El mampuesto es más pequeño, y únicamente se labra una de sus caras, la que muestra. Los sillares se colocan con máquinas elevadoras, sujetas mediante hondillas (una cuerda con un nudo pasante especial) o tenazas de hierro que cierran con el peso del bloque. El mampuesto, en cambio se maneja manualmente. Hay dos maneras de colocarlas: A soga, u horizontalmente, donde el sillar se asienta por su cara de mayor superficie; o a tizón, o verticalmente, asentado sobre la cara más pequeña.

Para su unión se utilizaba argamasa, un mortero formado por arena, agua y cal, que actúa como conglomerante. Al secarse se endurece y tapa los huecos entre los sillares evitando que se muevan.

Los sillares se labran sobre piedras extraídas de canteras próximas. Conocer los diferentes tipos de piedras utilizadas en la construcción de edificios será básico para conocer el tipo de instrumento empleado. De todas las piedras posibles, usadas en construcción, los sillares se confeccionan en arenisca, cuarcita y caliza. La pizarra se utiliza para cerrar cubiertas, solar y como recubrimientos exterior o interior. El mármol, a pesar de poseer gran dureza y un bello acabado, no se utiliza como sillar, sino como material de revestimiento, solado y en los fustes de columnas.

La piedra arenisca es un aglomerado de granos de cuarzo, muy resistente a la compresión y flexión. Se ablanda con el agua o la humedad, lo que facilita su labrado. Acusa el paso del tiempo y los cambios meteorológicos; empleándose en edificios de poca alzada.

La cuarcita, en cambio, mezcla el cuarzo con el sílice, ganando en resistencia a las agresiones externas; pero, es difícil de labrar. La piedra caliza, que es un mármol (carbonato cálcico) con trazas de magnesio y caparazones de organismos vivos, resiste la flexión, compresión e impactos medioambientales; aunque tiene sus enemigos en los anhídridos carbónicos, sulfurosos y nitrosos, producidos por la contaminación de las ciudades. Es buena para el labrado y la talla.

Salvo el martillo hidráulico, al que se le adaptan diferentes puntas, el paso del tiempo parece detenido en los utensilios del cantero. En la época de las Catedrales, los bloques en bruto se cortaban a medida en la misma cantera y se trasladaba en carreta tirada por bueyes hasta el pie del edificio.

La Escoda o Trinchante tiene forma de martillo; por un extremo es un hacha y por el otro, un pico, y lo utiliza para desbastar gruesos volúmenes. Los Punteros, Cinceles, Gradina (cincel con dientes), Escafiador, etc. desbastan fino empleándose para perfilar y acabar las formas que serán definitivas. Para golpear los cinceles se utilizan mazos, martillos y buhardas; y para abrir una escotadura de agujeros donde encajar cuñas de madera y romper la piedra por sus fibras, está el berbiquí o trépano, que tiene forma de ballesta por lo que es fácilmente confundible. Las herramientas utilizadas para medir son variadas y muy simples, desde el baivel o falsa escuadra, de diferentes formas aunque todas ellas imitan al triángulo rectángulo isósceles; los perfiles o plantillas, confeccionadas con planchas de madera o metal, y la plomada o nivel; además de cuerdas para trazar tirantes.

El oficio de cantero es apasionante porque es capaz de extraer formas implícitas en el interior de un bloque de piedra mediante determinadas acciones, siempre las mismas; como desbastar, utilizando escodas, martillos, picos, punteros y cinceles; entallar, o ajustar el bloque a las medidas, mediante las acciones de escuadrar y aplanar dos caras (la que servirá de base y una lateral), comenzando por los lados. Entalladas estas dos caras, el cantero repetirá para las otras cuatro caras. A veces, a los sillares han de labrarse llaves o rebajes para los anclajes de metal (con forma de palometa, doble cuña o doble uve), huecos o tallar formas; dibujando directamente sobre la cara y empleando monteas o dibujos a tamaño natural. Para los acabados superficiales, el cantero utilizará Gradinas y Escofinas.» 

 

Signos Lapidarios. Oficio cantero - (c) - Álvaro Rendón Gómez