El signo lapidario tipo grafiti que vamos a analizar es muy curioso y tremendamente singular. Es evidente que se trata de algo más que una marca de cantero de carácter utilitario, de marcaje o similar. Desde un primer momento uno se pregunta qué mensaje se quiso inmortalizar en la piedra en este caso.

Las primeras noticias históricas de la iglesia de Sant Julià del Arboç datan del año 991, cuando en un documento del archivo de la catedral de Barcelona, que corresponde a la consagración de la iglesia de San Miguel de Olèrdola por obispo Vives de Barcelona, se reseñan todas las iglesias vecinas, mencionando también la de San Julián. Pero los restos más antiguos de la iglesia corresponden a finales del siglo XI o principios del XII. Se cree que la iglesia románica fue construida en el periodo que va del 991 al 1136.​ El 4 de noviembre de 1629 se decidió construir una nueva iglesia, ya que la antigua estaba muy deteriorada. La nueva iglesia se proyectó de Norte a Sur, o sea transversal a la antigua, por lo que fue derribada la mitad de la iglesia vieja de origen románica. Los trabajos de construcción se realizaron en turnos de prestación personal de todas las casas de la villa. La inauguración de la nueva iglesia se hizo el 18 de febrero de 1647.

A falta de una fotografía con mayor resolución, el grafiti labrado en la piedra es la suma o combinación de varias figuras. Un diseño complejo que dista mucho de ser una simple "marca de cantería". Es más bien la representación de algo importante, porque se encuentra labrado en uno de los pocos sillares que quedan de la primitiva iglesia románica.

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Signo lapidario tipo grafiti en la iglesia de Sant Julià del Arboç, Tarragona.

Tras analizar con detalle las figuras que componen el grafiti hemos llegado a la conclusión de que estamos ante la representación de la operación fundacional del templo, cuyas proporciones se obtuvieron a partir de un gnomon y las sombras que arroja a lo largo del año. Esta operación era muy importante ya que no sólo determinaba las proporciones del recinto sino también la orientación del conjunto. Esto significa que para poder establecer el gnomon en el día adecuado hay que observar los movimientos del sol sobre el horizonte. Una vez determinadas sus posiciones máximas en los solsticios es posible establecer con precisión los puntos intermedios o equinoccios.

El grafiti de la iglesia de Sant Julià es extremadamente interesante por cuanto su diseño encaja con la descripción de la operación fundacional que practicaba los constructores medievales. La latitud donde se construyó la iglesia es de 41o 16’ 04’’ N. En la figura tenemos, por un lado, 2 triángulos rectángulos enfrentados en los extremos. El ángulo de ambos es de aproximadamente 42º, equivalente a la altura del sol sobre el horizonte en los equinoccios. Por otro lado, los triángulos, que simbolizarían el gnomon, están conectados por una línea en cuyo centro se alza una cruz podría interpretarse como el Axis Mundi que supone el recinto sagrado.

Representación del cuadrante solar de los equinoccios y el solsticio de verano de la latitud donde se construyó la iglesia de Sant Julià.

Otro detalle significativo es que sobre esta cruz, hay un ángulo apuntando hacia abajo. Siguiendo con el análisis desde la perspectiva de que estamos ante la representación de una operación gnomónica, si medimos este nuevo ángulo veremos que es de unos 70º, que es la altura del sol en la latitud de la iglesia de Sant Julià durante el solsticio de verano en la latitud geográfica del lugar.

Fijémonos de nuevo en la representación siguiendo la línea de nuestro razonamiento. Si consideramos la tradición arquitectónica recogida por Vitruvio, el mejor día del año para realizar la operación fundacional a partir de un gnomon es en los equinoccios. Sin embargo, en la representación los triángulos de 42º del equinoccio se sitúan en los extremos, mientras que en el centro, donde se alza una cruz, está el ángulo de 70º correspondiente a la altura del sol en el solsticio de verano, por lo que creemos que ése fue el día en que se puso la primera piedra de este templo. La cruz que se alza en el centro de la figura es, sin duda, simboliza el vector de posición del templo respecto al ciclo solar anual, el punto donde se levantó el recinto sagrado.

Finalmente, ¿qué significado tendría en el conjunto el rectángulo que corona la cruz, y que determina el vector de la latitud geográfica del lugar, con las proporciones de la iglesia obtenidas a partir de las sombra que arroja el gnomon?



Correspondencias de la planta románica de la iglesia primitiva con el rectángulo que corona la cruz en la supuesta representación de la operación gnomónica de fundación basada en el cuadrante solar del cálculo de la latitud geográfica.

Las proporciones del rectángulo, que se corresponden con las que tenía la primitiva iglesia románica, se obtienen a partir de la diagonal del cuadrado rector en planta, es decir, en función de la raíz cuadrada de 2. Demasiadas coincidencias para atribuir al azar la confección de este particular grafiti. Por su factura podemos decir que fue grabado por un cantero utilizando las herramientas del oficio. El hecho que la combinación de las figuras que componen el esquema reproduzcan los datos de la latitud geográfica donde fue construida la iglesia indica que fue realizado probablemente por el maestro de obras, que fue quien estableció las proporciones de la planta de la iglesia en función de un gnomon y las sombras que arroja en los equinoccios y los solsticios, en este caso, el de verano. Y esto sólo es posible a partir de rigurosas observaciones astronómicas y geográficas.

Es un lapidario de extraordinaria importancia. Un testimonio grabado en la piedra del cálculo de la latitud que realizó el maestro de obras de la iglesia de Sant Julià para establecer las proporciones del templo y vincular de ese modo el recinto sagrado con su entorno en función de su ubicación respecto al eje del Polo terrestre. En línea con las técnicas basadas en el gnomon solar que Vitruvio recoge en su célebre tratado de arquitectura, ampliamente conocido en la Edad Media por los constructores a través de la tradición de la Geometria Fabrorum. Sin olvidar el contexto de esta tradición en la península Ibérica, que incorporó los avances científicos que el Islam había introducido en campos como la geometría, las matemáticas, la astronomía y la geografía.

© Rafael Fuster Ruiz y Jordi Aguadé Torrell